El origen de todas las enfermedades es un tema exclusivo de nutrición celular. Es decir que para que surja una enfermedad primero tiene que ocurrir un desorden con la alimentación de las células, es por ello que para lograr una curación radical, hay que tratar el origen desde sus inicios.
Y pongo un ejemplo. El cáncer pulmonar por tabaquismo, empieza antes de dar síntomas o verse reflejado en algún estudio, por un envenenamiento de las células pulmonares hasta un punto que surge la enfermedad. Así pasa con todo. Practicamos por lo general una medicina paliativa, no curativa, porque incluso hasta cuando la produce un germen es también por falla del sistema inmunológico of course.
Un bebé que nace con anomalías congénitas resulta de un trastorno de la fisiología normal en la formación del feto, donde incluso si fuera genético también sería por la misma causa, no porque fue algo heredado, aunque algo heredado en algún momento fue por las mismas causas.
También en la cirrosis hepática pasa lo mismo donde en una gran mayoría el factor desencadenante es el alcohol, que es metabolizado en el Hígado. Llega un momento que estas células van perdiendo su capacidad y comienzan manifestaciones que veces no se asocia con el hígado, como la impotencia, trastornos digestivos etc.
Por ende en el tratamiento de una enfermedad habrá primero que corregir los desórdenes más severos para posteriormente tratar la nutrición de las células, para una verdadera cura. En realidad esto no lo he descubierto yo, es algo que se puede integrar de todos los pensamientos y corrientes médicas que han surgido a través del tiempo.
Así las cosas frente a las enfermedades más graves se empieza como en las unidades de cuidados intensivos por corregir el ph de la sangre, con lo que se logra la primera victoria, seguidamente erradicar las infecciones, mejorar la circulación y la calidad de la sangre garantizando el adecuado funcionamiento de todos los órganos. Al final y algo que lleva meses y años, corregir los problemas de la nutrición celular.
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